Cielo 1

Cielo 1....

“Él siempre ha estado solo-“

“Si” la enfermera vio con cansancio al joven. Acababa de inyectarlo; sus típicos calmantes.

El nuevo doctor del centro siquiátrico veía al joven pelinegro sentado en una de las esquinas de la sala, este observaba con miedo a todas partes, podía leer la mente del joven. No conocía nada a su alrededor estaba flotando en un mundo que nunca conocería.

Era tan triste ver la vida de alguien consumirse así “Él es su paciente” la enfermera le entrego un montón de papeles en donde estaba el historial médico del joven.

Park Yoochun…

“Una sobredosis” su corazón se contrajo. No era cierto… no podía.

“Sí, subió al cielo y nunca regreso” dejando al doctor su identificación con la que podría entrar al lugar sin problemas “Sus padres lo desecharon aquí, tienen el dinero para no preocuparse por el”

“Necesito empezar las sesiones” firmo las hojas de responsiva del caso de `Yoochun´.

“Suerte, no merece estar así”

Después de un momento muy perturbador y doloroso para el nuevo doctor pudo meter a su paciente a la sala en donde lo examinaría.

Después de todos los gritos y jaloneos casi pudo sentir que renunciaba, era como tratar con un loco; y se golpeó mentalmente por pensar eso.

Yoochun, Park Yoochun…….. Se decía el pelirrojo una y otra vez en la mente mientras revisaba el cuerpo del menor, toda una revisión médica.

“Respira fuerte” no obtuvo respuesta “entiendes cuando te hablo” se puso enfrente de esas orbes negras perdidas en algún lugar “necesito saber si no me entiendes, que pasa porque no hablas… te comió la lengua el ratón” sonrió a su propia broma, pero el pelinegro abrió su boca dejando ver su lengua, Junsu se quedó horrorizado al ver una enorme cicatriz en ella.

¿Cómo había pasado eso?

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El hombre lamia ampliamente entre sus piernas, había puesto una almohada bajo su trasero para mantenerlo alto y no batallar en probar toda su intimidad; desde su miembro hasta su entrada estaba a merced.

“delicioso” hundió la lengua en el cálido hoyo y después succiono un poco “podría venirme con solo lamerte”

Yoochun hacia sonidos de protesta pero sabía que de nada servirían. Con unas succiones más del hombre y no pudo hacer más que correrse en la boca que torturaba se hombría.

“No es justo que yo solo te de placer” tiro de sus brazos para dejarlo sentado en la cama, paso su mano por el cuello del menor y lo empujo a su hombría. Pegando su cara a su miembro húmedo.

Yoochun se resistió apoyo las manos en la cama y se levantó, eso si no lo aria… No le daría placer, al menos no un placer concedido.

“Mételo en tu boca” volvió a empujar a Yoochun entre sus piernas. Y cuando no pudo lo aventó a la cama. Se montó sobre él, se subió por completo en su cuerpo. Se hico frente a su cara, su miembro callo a la cara del pelinegro.

“Te niegas a obedecerme” apretó sus mejillas para obligarlo a abrir la boca y a la primera oportunidad metió su firme miembro en su boca.

“HAAAA” los dientes de Yoochun se clavaron en su sensible piel, lo golpeo muy fuerte en la cara y lo estrujo “NO TE SALDRAS CON LA TUYA, YO TE DOY TODO EL PLACER QUE TE MERECES Y TU ME HACES ESTO…” se puso de pie y tomo una pequeña navaja “te enseñare respeto”.

“Mátame” dijo Yoochun sin luchar y aun tendido en la cama.

“Nunca te matare, hasta que me arte de ti serás mío” lamio su mejilla. Justo cuando estaba a punto de contestarle el hombre tomo su mandíbula y detuvo su boca abierta. Metió la navaja y dejo una gran herida en su lengua.

“Ahora hagámoslo de nuevo” y volvió a resbalar su miembro en la boca del menor, aun no succionaba. Pero al ahogarse con el semen que salía de su miembro y la sangre que corría de su lengua producía gemidos calientes que chocaban con placer en su erección. Y después de segundos torturantes para Yoochun el hombre se vino en su boca.

Escupió su semen pero nada le quitaría la asquerosa experiencia. Se tiró al suelo con la boca abierta, algo más de sangre salió de su boca; estaba mal y lo peor es que creía que ya ni siquiera le dolía.

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Regreso a su silla y volteo a ver a Yoochun. Seguía ahí sentando en su camilla. Siendo un completo maniquí. Tenía que volver a intentarlo y se puso de pie frente a él “Soy tu doctor, mi nombre es Junsu” obligo a Yoochun a verlo a la cara, y cuando vio las lágrimas en los ojos del pelinegro supo que no podría hacerlo “Perdón”.

Era mucho para él, no podría arreglarlo.

NO si podía, lo aria por su pelinegro “No tienes por qué temer, ya estas a salvo” pero Yoochun lo empujo se puso de pie y corrió al rincón de la sala. Desde ahí veía aterrado al pelirrojo.

“Mañana volveremos a hablar entonces” camino hacia Yoochun “te veré mañana”

Cuando estuvo en su habitación la cara de Yoochun cambio a una de completa resequedad, alguien había mandado a este hombre a investigarlo. A saber el porqué de su locura, no lo necesitaba. No necesitaba que alguien más le dijera que es un desadaptado, o que era un drogadicto o que acabo con su propia vida. Pero de qué vida hablaban, de su soledad. El saber que sus propios padres no tenían cuidado por él.

O una aún mejor, que tenía un gran futuro por delante. ¡Claro que sí!, nadie sabía lo que le había pasado. Ya no le quedaban fuerzas para resistirse, lo habían obligado a ser una marioneta. La marioneta de ese asqueroso hombre.

Y regresaron a su mente esos momentos…

Las manos sobre su cuerpo, y la risa de quien lo tocaba, todo era tan repugnante. Ver su propia imagen ser abusada por ese hombre… después caía y todo estaba obscuro. El dolor venía a su cabeza; Su cerebro se contraía y daba pulsaciones. Comenzó a gritar y se puso de pie; sentía necesitada de… tenía que…

Comenzó a golpearse en las paredes, como podía hacer todo desparecer. No quería tener esas pesadillas y no eran pesadillas; eran sus mismos recuerdos. Callo de rodillas al suelo y empezó a llorar abiertamente, golpeo sus puños en el suelo.

Era una imagen tan quebrada. Desgraciada…

Junsu veía desde su habitación la pantalla que mostraba lo que pasaba en la habitación de Yoochun. Mordió su labio inferior y su dolor salió en forma de lágrimas.

Que le habían hecho.

Pero él no se tragaba esa historia, su pequeño jamás había sido un drogadicto. Eso no era la razón de su estado. Tenía que indagar… tenía que…

“Aguanta Yoochunnie, te sacare de ese lugar o en donde estés”